martes, 26 de agosto de 2008

Un Caprice

Esperar a la impuntualidad,
para apurarnos de mí tango
La informalidad de verte despeinada en mi cama,
dormías, lo que yo no pude.
La cordialidad de ser sumiso a tu ausencia
cuando te fuiste,
mientras te desperezabas del capricho de no conocernos,
yo fumaba.
Tu risa era llanto,
y mi canción un algoritmo,
tan fino como tu pelo enredado en la almohada.

No hay comentarios: