Dos primaveras y una canción de adiós

Vives en una canción y en menor,
cantare tu ausencia.
Voy a marchar al umbral donde nace el frio.
Ahí donde se entierra el olvido.

Escuchar tu voz en el teléfono,
y no amarte.
La misma canción en tu radio
la misma primavera.
Cuantas lunas más pasaran por el mar
Buscando tú perfume, entre la gente.

Para no gritar, mil veces tu nombre
Para no soñarte.

Primavera espera entre los sueños que recuerdas,
la melancolía de esperarte y que no vuelvas.

Cuantas noches más pasaran por el mar.
Buscando de tu sexo, mi vida

Cabaret

Baila percanta tu tango más vulgar
Disfraza el sueño entre sabanas.
Decantó opera y piano, luego
quedo dormida todo el otoño en una cueva de la ciudad
Despertó en un octubre añejo
El desosiego biaba con la tuca del faso
En las penumbras abrazo el fantasma de tu voz,
el alboroto de tu risa niña y las pupilas de añico
El licor fino de tus labios rotos
La impureza tendió la mesa
para volverlo tu pecado más exquisito
Las marcas de tu piel
Sus manos en tu piel
Baila percanta tu tango más vulgar
Todos quieren bailar el mismo tango

Lolita

Tu silueta oscilante,

desvelaba mi insomnio.

Tu frivolidad siempre tan sofisticada,

se refugiaba en lo austero.

Mirabas distraída,

finges estar distraída.

Tus amigas,

la cofradía de lo moderno.

El contrapunto, nuestra inercia

La histeria, nuestro alimento

Te arrinconas en la sombra,

me arrinconas en tu sombra

Soy tan superficial, como tu inocencia,

soy tan vulgar como tu inconsciencia

Pequeña virgen de la inmadurez,

déjame ser tu ángel guardián.

Perfume

Vos querías dormir por siempre,
yo dormir en tu sueño apócrifo
Enredado en tus piernas,
enredada en mis venas.
Eras sol y eras luna.
En un jardín de noche,
fuimos las reglas;
olvide el viejo juego,
que terminaba en la aurora;
mezclada en risueño ensueño
profesando, lo eterno;
recordando lo efimero.
Tu beso, el taxi
y el vestigio de tu perfume,
en mi esencia,
en tu ausencia

Gitanes

Sus calles, tus curvas y mi libido extasiada en el muro
¿Por que me contaminas al pasar?
Soy tan vulnerable, manzana de Adán;
No abuses de mí,
Era un Otoño amargo, como
las hojas que compramos en Montparnasse.
Era mucho tiempo sin mirarnos y
su cielo caía en un crepúsculo rojo;
sus noches y nuestros días discutían a los gritos.
Barcos de París, una guitarra sola junto a mí.
Incendia esta habitación cuando te vayas
y las sabanas que abrigaban tu sudor.
Destroza la desnudez que decora el cuarto donde nos rompíamos la boca,

y desangrábamos ya inmóviles de tanto placer.

Un Caprice

Esperar a la impuntualidad,
para apurarnos de mí tango
La informalidad de verte despeinada en mi cama,
dormías, lo que yo no pude.
La cordialidad de ser sumiso a tu ausencia
cuando te fuiste,
mientras te desperezabas del capricho de no conocernos,
yo fumaba.
Tu risa era llanto,
y mi canción un algoritmo,
tan fino como tu pelo enredado en la almohada.